

El fundamento de este editorial es una vez más demostrar la insensatez y perversidad argentina asumida del vivir al revés y naturalizar la situación durante muchísimo tiempo.. ¿Cuál es la prueba fundamental de todo esto? Una sola palabra que es la que devela el misterio y aclara todo, la palabra es confianza. Dice el refrán popular, que el ladrón piensa que todos son de su igual condición.. Usando esa lógica los corruptos que administraron el poder estos últimos 50 años pusieron el foco en los ciudadanos honestos transformándolos en potenciales delincuentes, dado que tenían que probar a cada momento su honestidad. Y eso va contra natura, se supone que en una país serio es exactamente al revés, el estado debe estar al servicio del ciudadano y el ciudadano solo debe demostrar su inocencia solo cuando hay pruebas que lo incriminen. Para dar un ejemplo, la Afip o Arca, tiene toda nuestra información, y puede saber a qué hora tomamos un café ya que hora fuimos al super a través de las tarjetas. Esto atenta contra nuestra libertad porque el estado puede vigilarnos ya que tiene todos nuestros datos ¿por qué sucede esto? Porque el Estado ladrón cree que sus ciudadanos lo son y les exige demostrar su honestidad sin cesar. Cuando en realidad debería ser al revés. El estado naturalmente en los países serios, confía en sus ciudadanos hasta que se demuestre lo contrario.. En cambio en argenzuela es al revés hasta hoy.. Nosotros tenemos una reflexión que dice, la burocracia es inversamente proporcional a la confianza Cuando hay nula confianza como en nuestro país la burocracia es infinita ya que todos desconfían de todos. En cambio cuando hay confianza la burocracia es mínima. Esto está probado con la extraordinaria secuela de los Simpsons sobre el impuesto a las ganancias. En Estados Unidos el impuesto a las ganancias consiste en una hojita que la puede llenar cualquiera, ni hace falta contador, usted pone lo que quiera y el estado confía, pero guay que mienta va con mil cadenas preso. .En cambio acá hay que hacer un millón de papeles y ´poner contador porque el estado desconfía del ciudadano y la justicia brilla por su ausencia y eso es una perversidad y va contra natura. El dólar colchón tiene esa raíz que hoy quiere sacar un brote y florecer
Hugo Marino




