

En plena Pascua lunes de Pascueta, la noticia de la muerte del Papa Francisco, «el Papa argentino», por su condición de líder espiritual de más de 1400 millones de católicos, de algún modo sacudió el tablero mundial, generando una gran conmoción. Se rezó mucho por su salud, pero la acumulación de anteriores operaciones y enfermedades más la avanzada edad, le hicieron perder la pulseada contra la grave neumonía que lo aquejaba. Es difícil hacer una reseña de su pontificado por la amplitud de los sucesos y la riqueza de su personalidad. Uno de los principales logros que marcó el carácter de su ´pontificado fue la apertura de la iglesia hacia las periferias del mundo. Abrió la jugada continuamente nombrando Cardenales de lugares lejanos y de este modo universalizó más a la iglesia quitándole la impronta europeísta. Lo mismo sucedió con sus viajes a lugares muy remotos como Mongolia y otros.. Dijo un vaticanista: «Dios no se equivoca, elige un Papa justo para la época y la misión que se necesita». La de Bergoglio fue la citada, la de universalizar la iglesia, (después de todo católico quiere decir universal, Ya que Cristo vino para todos), cosa que cumplió con creces. Eso sería lo principal. Otro rasgo muy puntual y destacado de su pontificado, fue su lucha a favor de los más pobres y excluídos, en especial de los inmigrantes .El sumo pontífice lamentó que «El mar Mediterráneo, es hoy el mayor cementerio del mundo» y cuestionó cómo se trata a quienes logran llegar a destino: «Hoy pensamos en nuestros emigrantes, en los que mueren. Y los que pueden entrar, ¿los recibimos como hermanos o los explotamos?». En lo que hace a lo doctrinal, desde el inicio su tarea de apertura hizo que el clero conservador literalmente le hiciera la guerra, a tal punto que lo tildaron soto voce como el Papa Comunista.. El respondió que los comunistas hace 100 años nos robaron la bandera de los pobres que hace 2000 años es nuestra. Por último, en cuanto a nuestro país el gran lamento fue el deseo frustrado de que nunca haya venido.. Creemos que la interminable grieta política en buena medida fue el gran impedimento, cumpliéndose de algún modo la famosa sentencia evangélica que dice: «Nadie es profeta en su tierra».. El cielo ya lo recibió. Misión cumplida.