SINCRONICIDAD: ¿existe verdaderamente la casualidad?

La sincronicidad, más que mero azar, es señal de que estamos por el buen camino.
La sincronicidad es la coincidencia de dos o más sucesos que están conectados no por la casualidad, sino por un significado. Ésta ocurre con mayor frecuencia cuando atravesamos situaciones con alta carga emocional, como pérdidas, enfermedades o crisis existenciales. El significado es subyacente, hay que saber entenderlo, estar atento y tomarlo. 
Se trata de un entendimiento interno, profundo y, al respecto, el psiquiatra Suizo Carl Gustav Jung dijo: «quien mira hacia afuera sueña, quien mira hacia dentro despierta». 
Lo que llamamos «suerte» o «milagro» llega asombrosamente, pero es necesario desearlo y moverse; de lo contrario, como dicen las sagradas escrituras: «la fe sin obras es muerta» . Es ley de atracción, es como un imán,  pero este imán está fuertemente conectado con la ley de creación, es decir: la sincronicidad es amiga de la acción.
Hay gente que vive de milagro en milagro, donde todo les sale bien y vive verdaderamente feliz, es el caso de algunos monjes budistas, hinduístas y algunos cristianos. Quizás el bienestar mental y emocional sea la verdadera causa de un hilo invisible, que atrae fenómenos positivos constantemente. 
Por otro lado, la ciencia se rehúsa a creer en la sincronicidad, atribuye a lo fortuito los acontecimientos que no logra explicar. Pero sin embargo, las personas alejadas de tales dogmas intelectuales, deciden simplemente vivir y disfrutar de las experiencias que nos regala la vida, no racionalizan, no calculan, simplemente abrazan las propuestas y señales del gigantesco universo. 
La vida nos trae sorpresas. Hay fenómenos que no tienen ni tendrán explicaciones, es lo que Deepak Chopra llamó «sincrodestino» sencillamente se acepta y punto. No todo  debe pensarse. Alejarse de la dualidad y entregarnos a la observación del solo sentir (al menos por un instante) nos traerá una verdadera caricia para el alma.
Ya sabiamente, el filósofo alemán Friedrich Schiller nos dejó una frase para reflexionar: «no existe la causalidad, lo que se nos presenta como azar surge de fuentes profundas».

Edgar Ezequiel Espíndola 
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